La calidad del descanso de los adolescentes repercute en las actividades de su vida diaria, pudiendo afectar también a su rendimiento académico. Desde Adeslas, en el artículo que podéis leer en este enlace, apuntan a que la falta de sueño supone «una disminución en la atención y, por tanto, mayor dificultad para aprender al mismo ritmo que los jóvenes que duermen lo suficiente».
Más allá de lo formativo, desde Adeslas afirman que los malos hábitos afectan también «al estado emocional del adolescente, pudiendo provocar síntomas de depresión, estrés e irritabilidad»; algo que también podría afectar a su rendimiento académico.
Pero, ¿cómo se pueden conseguir buenos hábitos de sueño en la adolescencia? La Asociación Española de Pediatría, en el artículo que os recomendamos leer en el siguiente link, aporta algunos como evitar tomar bebidas estimulantes o chocolate por la tarde y por la noche, evitar estar una hora antes de dormir con pantallas luminosas (móvil, tabletas, televisor o videojuegos), hacer ejercicio físico de forma regular pero no en las horas previas a acostarse o en el caso de que duerman siesta, hacerlo a primera hora de la tarde y que sea corta (30-45 minutos).