Rompiendo barreras: La Educación multilingüe como puerta a un mundo globalizado y adaptable

Quisiera que reflexionemos juntos, tomando como referencia mi experiencia en educación y la observación de alumnos que se han formado en ambientes multilingües, cómo estos favorecen una mejor comprensión del mundo que nos rodea y facilita la adquisición de competencias para estos años de constante cambio en los que, más que nunca, necesitamos adaptabilidad y flexibilidad.

Cuando hablamos de entornos multilingües una visión reduccionista lo limita al aprendizaje de idiomas y los miedos e inseguridades que genera en las familias elegir estos entornos (aún cuando dominan alguna de las lenguas vehiculares del centro) para sus hijos. Una duda constante en los primeros años de escolarización de sus hijos es, ¿existe alguna posibilidad de que el bilingüismo afecte al desarrollo lingüístico y cognitivo de los niños? La respuesta es simple: no; existen algunas áreas donde los niños bilingües destacan y otras en las que el bilingüismo no influye en su desarrollo. Aprender una segunda lengua proporciona beneficios tanto cognitivos como académicos, al tiempo que promueve una mayor apertura y aprecio por otras culturas, lo que mejora las oportunidades de establecer amistades y conseguir empleo en contextos interculturales

Al aprender un nuevo idioma, los niños consumen información cultural a través de libros, películas, música, gastronomía y humor, desarrollando así una apreciación más profunda de otras formas de vida y facilitando la conexión con personas de diversos orígenes. Además, dominar dos idiomas facilita el aprendizaje de un tercero o un cuarto, ya que los multilingües pueden utilizar los procesos cerebrales que ya emplean en sus primeras lenguas, ayudándoles a aprender más rápido y a entender mejor cómo funcionan las distintas lenguas.

¡Esto es educar en competencias, en competencia global! Educar para la competencia global significa crear una cultura escolar donde investigar el mundo sea una práctica habitual. En estos entornos, se reconocen las perspectivas culturales, religiosas, de clase y regionales, no sólo al examinar eventos históricos o obras literarias, sino también en las interacciones informales entre alumnos y profesores. La comunicación de ideas a través de la diversidad ocurre tanto en presentaciones en clase como al resolver malentendidos en el pasillo. La acción se aborda en la clase de historia, estudiando opciones para responder a eventos internacionales, y cuando los alumnos se autoorganizan para apoyar una causa.

Creo firmemente que los alumnos de hoy necesitan una educación con conciencia global para esta era. Los jóvenes deben comprender el mundo no sólo desde una visión mecánica, sino también entender la profundidad del ser humano, lo que nos une y divide, y cómo resolvemos problemas como conflictos, cambio climático, pandemias y energía nuclear de formas diferentes. ¿Cómo entender al otro y alcanzar acuerdos por el bien de todos? El conocimiento cultural ayuda.

A pesar del consenso “casi” generalizado a favor de las habilidades y conocimientos del siglo XXI, la mayoría de las familias y ciudadanos no muestran un deseo profundo por una educación que se adapta a los cambios que la sociedad demanda.. Habiendo asistido al colegio, la mayoría, cree saber cómo debe ser. Los enfoques educativos que se desvían notablemente de lo «conocido» suelen generar inquietud, y las innovaciones se toleran sólo si conducen a un rendimiento adecuado en las medidas tradicionales. Nuestras evaluaciones están casi todas orientadas al conocimiento clásico de la materia y casi nunca ofrecen los medios para evaluar el pensamiento flexible y cooperativo, que es el sello distintivo del pensamiento interdisciplinario. 

Sin embargo, el cambio en el proceso de enseñanza y aprendizaje, a pesar de las reticencias, ya está sucediendo. La educación para una era global requiere una aproximación que fomente una mayor apertura cultural, el pensamiento crítico y la cooperación interdisciplinaria. Es vital que los sistemas educativos evolucionen para preparar a los jóvenes no solo para un mundo cada vez más interconectado, sino también para abordar desafíos globales complejos como el cambio climático, las pandemias y los conflictos internacionales.

A medida que los centros y educadores adopten prácticas de enseñanza que permitan implementar currículums más globalizados, se irá construyendo una base sólida para una educación que realmente prepare a los estudiantes para el mundo del siglo XXI. 

No temas que aprender dos o más idiomas confunda o distraiga a tu hijo. Los cerebros de los niños son flexibles, y las habilidades que desarrollan más allá del aprendizaje de una segunda lengua son inconmensurables. El aprendizaje de lenguas extranjeras aumenta la capacidad de pensamiento crítico, la creatividad y la flexibilidad mental.

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