Con ilusión y sentido de pertenencia, construimos una comunidad escolar donde cada día es una celebración de aprendizaje.
Comienza un nuevo curso escolar. Los nervios se apoderan de todos y cada uno de los miembros de la comunidad educativa; los profesores ilusionados llevan días preparando sus aulas, rediseñando actividades, repasando mentalmente cómo será ese primer día de vuelta a clase; las familias inquietas, pensando en el futuro, la responsabilidad de un año más, el bienestar de sus hijos; los alumnos… los alumnos nerviosos, algunos desmotivados, apagados y algo entristecidos (como colegio deberíamos replantearnos muchas cosas si esto sucede), otros nerviosos, excitados, con ganas de reencontrarse con compañeros y profesores, y algunos inseguros, inciertos ante un nuevo colegio enfrentando el primer día ante lo nuevo y desconocido. La gran mayoría a pesar de los posibles temores y la tristeza del fin de las vacaciones, superan estos sentimientos con la ilusión de comenzar un nuevo año escolar. Los días previos al inicio están llenos de magia: adquirir los nuevos libros, ropa, cuadernos, una mochila nueva… y la anticipación de reencontrarse con sus compañeros. El primer día de clase tiene un gran impacto en la mente del niño.
En esta mezcolanza de emociones, sentimientos, colores y novedades prima nuestro sentido de comunidad escolar. ¿Cómo nutrir y alimentar un sentimiento de pertenencia a la comunidad que nos haga vencer sentimientos encontrados y nos permita seguir creciendo? Con ilusión, no hay misterio; ilusión.
Crear un ambiente de aprendizaje positivo, repleto de experiencias divertidas siempre conduce a niveles más altos de retención de conocimientos y a un mejor resultado en el aprendizaje; trabajar en equipo de forma positiva y motivadora ancla y afianza nuestro sentido de pertenencia al colegio. Construir un entorno positivo, feliz para los alumnos comienza el primer día de colegio.
Durante los últimos años los docentes, cada vez más, nos hemos cuestionado los modelos tradicionales de aprendizaje. Los mejores colegios reconocen la importancia de involucrar estrechamente a las familias y a toda la comunidad educativa en el proceso de enseñanza-aprendizaje, despertando el interés por conocer, activando la curiosidad, la motivación y la alegría de aprender. Sin embargo, con frecuencia la alegría o felicidad se pasa por alto en la evaluación y práctica docente, especialmente en los cursos superiores. Es fundamental fomentar un vínculo estrecho con el colegio en el que todos los actores de la comunidad educativa, desempeñen un rol que contagie el entusiasmo y el orgullo de ser una parte indispensable de este gran engranaje.
La educación es mucho más que transmitir conocimientos de forma sistémica. Es fundamental generar un entorno en el que los alumnos se sientan valorados, reconocidos, queridos. Los colegios que consiguen generar un sentimiento de pertenencia entre sus alumnos y familias fomentan, cuidan y miman una cultura escolar positiva; un lugar en el que todos sienten que son parte de algo significativo.
Comenzar el curso académico celebrando, recibiendo a nuestros alumnos con ilusión y alegría, festejando el reencuentro: fiesta, música, alboroto, risas y buen humor, sin lugar a dudas es la mejor vitamina para insuflar vitalidad, motivación y ganas de compartir.
¡Feliz vuelta al cole!
